Caleb
(vocalización tiberiana: Kālēḇ), el hijo de Jephunneh, es una importante figura en la Biblia Hebraica. Se destaca por su fe en Dios cuando los hebreos se opusieron a entrar en la "tierra prometida" de Canaán.
Cuando los hebreos llegaron a las inmediaciones de Canaan, la tierra que Dios les había prometido, luego de haber huido de la esclavitud en Egipto, Moisés envió doce exploradores (o espías, meraglim en hebreo) a Canaán para investigar y explorar—un espía representando a cada una de las doce tribus. Diez de los espías regresaron y explicaron que sería imposible tomar el control de esa tierra, y que allí vivían gigantes que aniquilarían al ejército hebreo. Solo dos espías, Josué (de la tribu de Efraín) y Caleb (representante de Judah), regresaron y manifestaron que Dios les ayudaría a que la nación hebrea se asentara en Canaán.
Según el relato de la Biblia, a causa del testimonio de los diez exploradores, los hebreos decidieron no entrar a Canaan. Por esta desobediencia Dios los obligó a deambular por el desierto durante cuarenta años antes de permitirles entrar en Canaán y conquistarla como su hogar. Los único hebreos adultos que sobrevivieron esos cuarenta años y pudieron entrar en Canaán fueron Josué y Caleb, como premio por su fe en Dios.
Caleb es un tipo del cristiano que por la fe ocupa de una manera práctica y goza el puesto que Dios le ha dado, a pesar de todo lo que se le oponga.
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